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Lanzamiento Pinochet ilustrado

Posted in Almanaque

Invitacion-Web

El 14 de julio de 2008, a las 19:00 horas, se efectuó el lanzamiento del libro Pinochet Ilustrado, de Guillo. La ceremonia se realizó en la Cineteca Nacional del Centro Cultural Palacio La Moneda, y contó con la presencia de más de 350 personas. El destacado periodista Sergio Campos ofició como maestro de ceremonias del lanzamiento, que contó además con la divertida actuación del humorista Palta Meléndez. Vea en esta página las intervenciones de los presentadores del libro, Faride Zerán, Manuel Antonio Garretón y Guillermo Tejeda, como también las palabras de Guillo.

Discurso de Guillo

Queridos presentadores de mi libro, queridos amigas y amigos que me acompañan esta noche:

Como dijo una vez Pinochet en el Club de La Unión, y lo cito textualmente, “antes de hablar, quisiera decir unas palabras…”. Y las primeras palabras son de agradecimiento. Quiero agradecer a mis amigos Faride Zerán, Manuel Antonio Garretón y Guillermo Tejeda por haber presentado mi libro. A mi amigo Sergio Campos por hacer cariñosamente de maestro de ceremonias con su conocida y emblemática voz. También quiero agradecer a todos los que me ayudaron en la realización de este libro.

Quiero decirles es que este libro está bendito pues tres mujeres, a las que quiero mucho, pusieron su cariño y sus talentos personales para que resultara tan bonito como resultó. Vesna Sekulovic, madre de mi hija Malena, lo diseñó y lo diagramó; Susana Levy, madre de mis hijos Catalina y Diego, supervisó su impresión y dio vistos buenos; y Susanita Maldonado, mi mujer, bióloga y científica, estuvo presente durante todo el desarrollo de esta obra ayudándome a elaborar el proyecto para el Consejo de la Cultura y realizando toda esa magistral cronología que al final del libro sitúa los dibujos en el contexto histórico del momento en que ellos fueron realizados. Dos ex queridas esposas y mi actual novia…y yo. Concédanme que esto es un hecho notable, ¿no les parece?

También quiero agradecer a mis amigos escritores y poetas: Antonio Gil por su texto en la contraportada, Gustavo Donoso por los textos de las solapas, a Rafael Otano y Rafael Gumucio por sus prólogos. A Jorge Lillo que me ayudó con su diseño de las páginas finales, las invitaciones impresas y las virtuales, a Jeannette Zapata que se dio el trabajo de escanear todas las ilustraciones, a María Eugenia Pavez que hizo la corrección de textos, y a mi amigo fotógrafo Adolfo Lubbert que me retrató. También quiero agradecer a los destacados fotógrafos, los hermanos Hoppe, que andan por ahí registrando este evento. A Eugenio Ahumada que desde Argentina ayudó a la investigación de los hechos históricos y a la difusión del libro. A Margarita Vera de la imprenta Andros que me ayudó cariñosamente a hacer realidad la impresión de este libro. Finalmente, y sobretodo, quisiera agradecer a todas mis auspiciadoras y todos mis auspiciadores de nuestro sitio de Humor Libre en la Red www.guillo.cl. Con su apoyo ha sido posible seguir publicando en internet y desde hace 10 años en forma quincenal un dibujo de humor editorial sin censura ni autocensuras.

Este libro no es un libro de humor puro. Es un libro de historia, de nuestra historia reciente vista desde la mirada del humor gráfico. Soy un dibujante, un ilustrador y un dibujante editorial. Tengo una profesión que me hace feliz y como decía Serrat “Quien se dedica a una profesión que le hace feliz, más que un mérito tiene una bendición”. Yo abracé esta profesión de dibujante editorial, es decir aquel señor que a través de dibujos da su opinión a sus prójimos, porque vi dibujos de otros señores que me conmovieron y me emocionaron. Quise seguir los caminos que otros dibujantes hicieron y hacen, como Sempé, Bosc y Plantu en Francia, y como Máximo y el Roto en España.

Los dibujos de este libro nacieron cuando era un veinteañero estudiante de Arquitectura de la UC. Nacieron también con el comienzo de Dictadura de Pinochet. Dice el refrán que “quien canta, su mal espanta”. En mi caso, yo dibujé para espantar mi mal. Dibujando pude enfrentarme a lo que me incomodaba. Dibujando pude compartir mi opinión con otros chilenos. Esto lo hice a través del dibujo de un personaje, que tenía una capa y una corona dorada, que usaba lentes oscuros para ocultar su mirada y que era más bien enanito y diminuto en su estatura. Este personaje la gente lo denominó el reyecito y fue la forma de referirme a los hechos sin dibujar fisonómicamente al protagonista de ellos. Porque de dibujarlo igual no habría durado mucho el dibujo… ni el dibujante.

Quisiera hablarles de este personaje que fue nombrado por la gente el reyecito y que esta noche cierro como tema. Este reyecito se originó en el notable cuento de Hans Christian Andersen, El nuevo traje del Emperador. Un día que lo releí para contárselo a algunos de mis hijos, me hizo mucho sentido la historia que se contaba. Para los que no lo recuerdan, el cuento trata de un Emperador que gustaba mucho de los trajes. Un par de pillos le inventan que le van a hacer el traje más bello que nunca ha tenido, traje que tendrá la característica que será invisible y que sólo los inteligentes lo podrán ver. El emperador ve con ello la oportunidad de saber quiénes son tontos o inteligentes en su pueblo. De este modo los emisarios del Emperador, que iban a controlar cómo avanzaba su confección, veían con sorpresa que no había ningún traje, pero como no querían quedar como tontos, le informaban al Emperador que estaba quedando muy bello. Cuando los pillos informaron que estaba listo, el Emperador fue a probárselo. Viendo que no había nada, tampoco quiso decir nada para no quedar como tonto, y así el Emperador se sacó su ropa y se puso el supuesto traje para pasearse por la ciudad y mostrárselo al pueblo. Recorrió gran parte de la ciudad y la gente, que sabía lo de que solo los inteligentes lo podían ver, lo aplaudían y le alababan su vestimenta. Así ocurrió hasta que un niño que estaba en el público, le dijo a su padre: ¡el Emperador está desnudo!. El padre lo comentó con la gente que estaba a su alrededor, quienes lo repitieron e hicieron correr la bola y pronto todo el pueblo se dio cuenta de la desnudez del Emperador y de que el traje era una impostura.

La frase de ese niño, el Emperador está desnudo, es para mí la esencia del humor editorial. Es el poder decir y nombrar las cosas por su nombre en forma asertiva y honesta, y no plegarse al colectivo fácil. Ese es el humor editorial en el que yo creo y que he tratado de seguir en mi vida. Decir que el Emperador esté desnudo era para mí, en ese entonces, negarme a la ilegitimidad del cargo y del poder que ostentaba el personaje; decir que el Emperador está desnudo era negarme a aceptar la desinformación y la mentira que todas las dictaduras producen en la humanidad. En fin, era negarme a aceptar la anormalidad como normal.

Para mi el humor editorial es un acto de humor y de amor para que la sociedad mejore logrando mejores condiciones de vida para cada uno de nosotros… Es decir, simplemente para seamos seres más felices, todos, los de izquierda, los de derecha y los de centro, todos sin excepción. Pero este acto de amor y de humor requiere de libertad, de soberanía y respeto, para que se despliegue plenamente; requiere que se desarrolle sin censura ni autocensura. Requiere que se puedan tocar todos los temas y desnudeces de todos emperadores sin excepción. Para el humor editorial verdadero no hay vacas sagradas. Recuerdo al escritor Jaime Hagel que, en una conversación en la televisión y comentando mi trabajo, dijo que yo me metía con las vacas sagradas, sacándole lo sagrado y dejándoles lo vaca”. Esa definición me pareció y me parece magistral para definir el humor editorial libre.

Por todo ello es que la frase “El Emperador está desnudo” no se acaba con la muerte del personaje de capa y corona dorada. Seguirá presente en todas las anormalidades que tenemos como sociedad .Seguirá presente en todos los abusos que cometan o actividades turbias que realicen los que tienen algún tipo de poder imperial otorgado o no otorgado por el pueblo ya sean de gobierno u oposición. Mientras existan hechos que nos quieran ocultar y cosas por mejorar, ahí estará siempre presente el dibujo editorial, haciendo visible lo que se mira y no se ve a primera vista, nombrando lo innombrable… hermanándose con los ciudadanos del reino en la sonrisa cómplice frente al poderoso.

Muchas gracias amigas y amigos por estar aquí esta noche acompañándome. Un abrazo a todas y todos. Muchas gracias. Guillo.